El insomnio es un trastorno muy común estos últimos años.

El sistema de vida establecido en las últimas décadas nos aboca constantemente a vivir inmersos en una vorágine de rapidez e inmediatez. Todo es premura.
Se espera agilidad en nuestras respuestas y reacciones, y hemos permitido que nuestras mentes nos autoimpongan esta misma exigencia a la hora de satisfacer nuestras necesidades (o deseos). La superficialidad, la falta de presencia y la merma de la calidad, son algunos efectos colaterales de este ritmo de vida.

En cambio, nuestro sistema interno gira a un ritmo diferente. Este, que no es creado artificialmente, sino que es celular y visceral, es más pausado, más profundo, más delicado. Ambos sistemas no están destinados a convivir en armonía por mucho tiempo, es una relación predestinada a no entenderse.

En medio de ese caos, aparece recientemente una pandemia que, aunque hace frenar estrepitosamente a la mayoría, poco sosiego ha traído en general al ser humano (la naturaleza que nunca perdió la conexión sí se ha dejado permear por este paréntesis de calma).

Algunos de los más afectados a nivel psicoemocional quizá hayan sido los más jóvenes que ya florecieron dentro del frenetismo y no han conocido la verdadera ‘slow-life’ de sus antepasados.
Otros afectados, los muchos individuos que saltaron sobre el ‘tren-bala’ pensando que les llevaría bien lejos en sus vidas, y lo sumo que algunos han llegado, es a orbitar alejados de su centro.  Lo más lejos de uno mismo, que cualquier persona puede llegar.

El hecho es que el insomnio es, junto a la ansiedad, una verdadera pandemia en nuestro sistema social, y el insomnio crónico se está convirtiendo en un habitual en las consultas de los pacientes. Para todos ellos este artículo del blog.

Pero en este mundo dual, incluso este inconveniente puede contener un regalo en el interior. No perdamos la oportunidad de desmontar la ‘matriuska’ del insomnio para encontrar su causa primera. Probablemente encontremos alguna contrariedad o incoherencia en nuestras vidas. ¿Nuestra vida es coherente con quien realmente somos? ¿Nuesta profesión? ¿Nuestras relaciones? ¿Nuestro hogar? ¿Sentimos armonía en todos estos campos?

Sumergiéndonos en ese océano lodoso es posible que hallemos la respuesta a la causa de nuestro insomnio. 
Mientrastanto, te dejo algunas herramientas que pueden ser de utilidad.

PERSPECTIVA AYURVÉDICA

La importancia de las pequeñas acciones cotidianas está muy infravalorada en nuestra sociedad. En cambio, es uno de los pilares en que se apoya la medicina Ayurveda.

Āyurveda basa la salud en tres pilares principales:

• ◊ Ahar: Alimentación
• ◊ Nidra: Descanso/sueño
• ◊ Brahmacharya: Control de nuestras energías

Estos tres aspectos deben estar equilibrados si queremos gozar de salud. Y viceversa, cualquier desequilibrio en alguno de estos aspectos ocasionará, con el tiempo, síntomas de falta de salud física o mental.

Unos hábitos diarios saludables, en connexión con el ritmo de la naturaleza, pueden marcar la diferencia entre sentirnos vitales, sanos y felices o, todo lo contrario. Dejar constantemente nuestra salud física y mental a merced de un tercero, es poco ágil para el mantenimiento del equilibrio y algo irresponsable por nuestra parte.

Así que preparémonos para retomar las riendas de nuestra vida con algunas herramientas yóguico-ayurvédicas.

Antes que nada, deberíamos valorar la severidad de nuestros síntomas y analizar si nuestro trastorno es:

• ◊ Puntual: Después de viajar, de una cena copiosa, debido a una preocupación ocasional en el trabajo o la familia, etc
• ◊ Transitorio: En algunos períodos del mes (por ejemplo, antes de la menstruación), durante unas semanas o meses (por ejemplo, en fases de climaterio o menopausia), ocasionado por algún proyecto retador a nivel profesional, etc
• ◊ Crónico: Es un habitual en tus noches desde hace tiempo o muy común a lo largo del año

En este último caso, es conveniente consultar con un médico ya que puede ser aviso y consecuencia de una patología que es necesario tratar.

Desde la perspectiva ayurvédica, la época otoñal, es proclive a que los trastornos de insomnio (anidra) se agudicen. Las personas con predominancia de dosha Vata en su constitución, o personas con un estilo de vida agravante de este dosha, pueden tener mayor dificultad para conciliar el sueño, para mantenerlo estable durante toda la noche, o para despertar sintiéndose reconfortados tras sus horas de sueño.

Vata dosha es una bionergía formada por la combinación de los elementos éter (espacio) y aire. Según la ciencia ayurvédica, toda acción tiene unas cualidades asociadas. Si estas cualidades coinciden con las de nuestros doshas predominantes y son sostenidas en el tiempo, se acumularán en nuestro interior ocasionando que el dosha ‘desborde’, haciéndonos perder el equilibrio.

Las cualidades del elemento aire desde la perspectiva ayurvédica son: sequedad, frío, movilidad, irregularidad, rapidez, ligereza, etc y el otoño tiene cualidades totalmente coincidentes con las del elemento aire.

Así, la irregularidad del clima otoñal, la sequedad acumulada tras el verano y los vientos erráticos característicos de esta época, serán una causa externa contra la que habrá que lidiar para evitar el insomnio. Pero también participarán en esta ‘rifa’: las cenas difíciles de digerir, el ejercicio exigente o dinámico a partir de la caída del sol y el estímulo nocturno de nuestros sentidos a través de pantallas o exceso de relaciones sociales, entre otras.

Las personas de biotipo Vata dosha, por afinidad, serán las más afectadas durante la estación otoñal. Las constituciones con predominancia Pitta y Kapha transitarán esta época con menos inconvenientes.